domingo, 24 de julio de 2011

Si, lo sé. Estoy ausente.
Si, también se que no es coincidencia que sean vacaciones de invierno y esté así de dispersa. Como tampoco lo es, que haya empezado a leer Harry Potter. 
Cuando leo, tengo la particularidad de volverme autista. No siento hambre, frio, molestias, dolores, sed, ganas de ir al baño, abstinencias, -aunque un buen cigarrillo acompañado de un buen capítulo del pesado reláto de La Cámara de los Secretos no me hubiera venido NADA MAL-, síntomas, no me molestan ruidos, ni personas. Me desconecto, y listo. Me creo un mundito aparte donde importan sólo yo y mi libro, mientras las imágenes se reproducen en mi mente.
Interesante, por que no tengo el perfil de persona de típicos lectores empedernidos: ni llevo la vida de un freak, no soy antisocial,.. pero, -con respecto a la lectura-, lo soy.
Mismo mi vieja lo dijo: No juzgues a un libro por su portada, ¿No?